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TLACOLULA DE MATAMOROS, Oaxaca, 9 de julio de 2024.-La mañana de ayer, familiares y conocidos, brindaron el último adiós a Aurora Aguilar Antonio, conocida cariñosamente como “Aurorita”, quien falleció el sábado pasado de causas naturales y cuyos restos mortales, fueron depositados en el memorial ubicado en la demarcación de esta ciudad.
Originaria de Tlacolula de Matamoros donde nació hace 97 años, estudió en la Escuela de Niñas que funcionaba en el edificio que ahora ocupa la Casa de la Cultura; sus padres fueron Pantaleón Aguilar y Filomena Antonio, ambos también originarios de Tlacolula de oficio carniceros.
Su niñez y parte de su juventud las vivió en el domicilio ubicado en la calle Galeana, después se fue a trabajar a la ciudad de México para sufragar algunos gastos de la familia al morir su padre y, al regresar conoció al profesor Tomás Vega Pérez, originario de la ciudad de Tehuantepec.
Después de un tiempo de noviazgo, se casaron y se fueron a vivir a ese lugar del Istmo; en Tehuantepec durante un tiempo se desempeñó como profesora y en su domicilio enseñó a leer y escribir a sus hijos José Luis y Jorge a la edad de cinco años, así como a los hijos de otros vecinos.
Ahí procrearon a seis hijos: José Luis, Jorge, María Esther, Aurora, Tomás, Rosa Isela.
En el año 1968 el profesor Tomás y la señora Aurora llegaron a vivir a Tlacolula por motivos de estudio de sus hijos y luego de que su mamá Filomena les vendió una parte de la casa de la calle Galeana. En Tlacolula nació la última hija del matrimonio Vega Aguilar: Blanca Estela.
Uno de sus hijos: Jorge, periodista de profesión ha participado en los medios impresos más importantes de la ciudad de Oaxaca y colabora desde hace más de una década con El Tiempo de Tlacolula del grupo Ladrillo Comunicaciones.
Doña Aurora se caracterizó por ser una madre y abuela amorosa y estuvo casada más de 50 años con el profesor Tomás Vega, reconocido por haber sido director de las escuelas Francisco J. Mujica y Melchor Ocampo de esta ciudad.
A “Aurorita” le sobreviven, hijos, nietos y bisnietos.
Fotos: LCC / Archivo LCC